jueves, 26 de marzo de 2009

Vendo minutos porque, laboralmente, las personas mayores de 30 años no le servimos a la sociedad”: Luz Mary Tapia

Son las 7:30 de la mañana y Luz Mary Tobón abre la puerta de su casa ubicada en el barrio Moravia, en el norte de Medellín y lleva consigo su carro de dulces, una pequeña silla y su chaleco naranjado que dice: Minutos $ 250. En la Estación Universidad ubica su mercancía y se sienta para iniciar un arduo día laboral. Son 14 horas de trabajo para un sueldo que siempre será incierto.



Son las 2 de la tarde y Luz Mary Tobón me presta una silla para que me sienta cómoda al momento de iniciar la conversación. Sostiene unas monedas y juega con ellas mientras me cuenta su historia.


Luz Mary Tapias, tiene 50 años y un hijo de 15 , quien es su razón de vivir. Por él trabaja todos los días, de lunes a lunes, para que tenga lo necesario aunque reconoce que “no vive como un rey porque no tiene la forma”. El padre de su hijo murió cuando el niño tenía 2 meses de nacido, desde entonces, Luz Mary ha sido cabeza de familia.


Desde hace 6 años, Luz Mary vende dulces en la Estación Universidad , sin embargo, hace 4 años se vio “a gatas” porque el dinero no le alcanzaba. La venta de minutos, fue la solución. Con las ganancias de este nuevo medio de trabajo que combina con la venta de dulces, ella paga los servicios, el impuesto predial de su casa y los implementos de estudio de su hijo.


Luz Mary es dueña del plan de minutos . Ella tiene un contrato con uno de los operadores de telefonía móvil por un valor de 115 mil pesos con 1.200 minutos mensuales. Las ganancias son relativas porque si ella vende un minuto de otro operador, la empresa de telefonía móvil le descuenta dos minutos del plan. Sin embargo, cuando la llamada es para un celular del mismo operador el descuento es, directamente proporcional, con el tiempo que dure la llamada.


A pesar de las variaciones que pueden sufrir las ganancias en la venta de minutos, Luz Mary Tobón calcula que, mensualmente, le quedan $80 mil pesos libres. Mientras, que en la venta de dulces hay ocasiones en que sólo ha ganado $2.000 durante un día de trabajo.


Pero antes de ser trabajadora independiente, Luz Mary, trabajó en una empresa en el área de oficios varios. De eso, hace ya más de 10 años. Se cansó de repartir hojas de vida y ser rechazada por tener más de 30 años. Entoces, decidió buscar su propio trabajo para poder mantener a su hijo.

Su caso, como el de la mayoría de los vendedores de minutos 1 , es el reflejo de una sociedad que a diario engrosa las filas de trabajadores informales quienes trabajan más de 8 horas diarias, sin estar afiliados a las prestaciones sociales y, sobretodo, sin contar con un sueldo fijo. Y es que, a la sociedad actual, los jovenes son los únicos que pueden acceder a un trabajo, mientras, que las madre y los padres deben de buscar en en la informalidad el sustento de cada día para sus familias.
Por: Johanna Ramírez Gil

2 comentarios:

  1. Joha espero estés bien...Bakano el título, demasiado, pero considero que el artículo va perdiendo un poco la fuerza en su desarrollo. Igual es bueno y refleja la difícil situación que afrontan día a día 'los minuteros'.
    Creo que debes corregir algunas cosas como esta: "el barrio Moravia, en el norte antioqueño"(norte de Medellín). Y eso es todo...muy bien.

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  2. Siento que mejora el trabajo...hay reportería de campo y un texto que desarrolla las ideas. Te sugiero tener mayor cuidado con la redacción, tanto la construcción misma de la narración como en su escritura. Efectivamente debes decir norte de Medellín y no de Antioquia. Además definir si el apellido de la señora es Tapias o Tobón.

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